Mi abuela, que hace algo más de un mes cumplió 90 años, tuvo un problema con el estómago ayer, en una fiesta. Al final no parece que fuera más que haber comido demasiado, demasiado rápido. Lo destacable es cómo una mujer de 90 años, que ocupa menos que un suspiro, es capaz de seguir organizando comportamientos y personas mientras está pasando por un cólico semejante.
¿Perdemos calidad con las generaciones?
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