domingo, 29 de marzo de 2009

los herederos del "síndrome del cortijo"

Mi amiga Gema acaba de llegar de Boston (mil perdones Gema por no haber llegado a tiempo con la guía de Boston que te prometí). Su primer comentario fue "qué país tan civilizado. WiFi gratis en todos los bares".
Esto, considero, es un ejemplo (más) de por qué los USA están a un nivel de revoluciones en el avance económico y tecnológico mucho mayor que nosotros. Cuando viví allí me di cuenta de tres cosas:
   1.- todo es una oportunidad
   2.- todo cuesta dinero
   3.- todo es mercado

Bien que con lo del WiFi gratis se me ha caído (un poco) la segunda, pero sólo un poco: todo es una oportunidad para hacer algo y ese algo siempre se busca que sea un producto que se pueda empaquetar y vender, con lo cual, cuesta. La enmienda a esta frase que resume los tres puntos está en un servicio como el acceso gratis a internet por dos motivos:
   1.- si el un bar tiene WiFi gratis y otro no... ¿qué bar potencialmente atrae más clientes?
   2.- si 100 personas en una tarde entran en un bar a tomar un café y navegar, alguno estará pergiñando un negocio y eso, multiplicado por el ratio que sea hace que el país avance.

Pero España no. No colega. Aquí hemos heredado la filosofía del dueño del cortijo y "mis manzanas son mías". Como si los demás cafés no pudieran poner WiFi o si esperaran tener a 300 personas a la puerta del local enchufadas al ADSL pero sin entrar ni consumir.
En una economía que apenas innova, limitar los accesos no fomenta un cambio de comportamiento y si, encima, lo tomamos como un producto de la carta, en vez de un valor añadido, vamos a seguir viviendo exclusivamente de los chiringuitos y del ladrillo otros 520 años.

domingo, 15 de marzo de 2009

Siento no haber escrito en todo este tiempo, pero estoy intentado resolver mis problemas de autodisciplina (¿se llegan a resolver?).

Mi abuela, que hace algo más de un mes cumplió 90 años, tuvo un problema con el estómago ayer, en una fiesta. Al final no parece que fuera más que haber comido demasiado, demasiado rápido. Lo destacable es cómo una mujer de 90 años, que ocupa menos que un suspiro, es capaz de seguir organizando comportamientos y personas mientras está pasando por un cólico semejante.
¿Perdemos calidad con las generaciones?